jueves, 10 de julio de 2008

Política de centros culturales en Toledo

Política de centros culturales en Toledo

Toledo dispone de importantes instalaciones culturales, gestionadas tanto por administraciones públicas como por entidades e instituciones muy diversas: La Biblioteca Regional, museos, salas de exposiciones y conciertos… De titularidad municipal, el Teatro de Rojas, el Archivo Municipal o San Marcos, con ámbitos muy específicos, aportan por sí mismos una importante y permanente actividad cultural o informativa.

Sin embargo, la realidad de los centros culturales municipales en Toledo tiene varias lecturas. El Ayuntamiento podría decir que ofrece una oferta variada para atender a los ciudadanos de todos los barrios. Desde una visión más crítica se puede afirmar que los centros culturales han ido llegando por aluvión, a medida que el Consistorio disponía de subvenciones para construirlos, dotarlos e, incluso, ponerlos en funcionamiento; pero realmente no existe el concepto de Red de centros culturales municipales. Una red requiere unos objetivos muy precisos, una filosofía de funcionamiento y una concepción de sociedad del ocio y la cultura. La simple enumeración de los centros disponibles refleja la debilidad de estos servicios públicos y el caos existente.

Uno de los activos de esta red, las bibliotecas públicas municipales, son un testimonio elocuente de la falta de iniciativas del Ayuntamiento: las bibliotecas de Santa María de Benquerencia, Buenavista, Santa Bárbara y Azucaica no han experimentado avances sustanciales en los últimos años. Siguen abiertas sólo de lunes a viernes en horario de tarde, y en verano por las mañanas. No ofrecen servicios en red y, salvo la del Polígono, que se amplió hace unos años, no han tenido nuevos espacios y puestos de lectura. Sus plantillas profesionales son raquíticas.

Los Centros Cívicos son otro tipo de instalaciones En algún caso, como Buenavista, comparte edificio con la biblioteca, pero funcionan separadamente. Existen 7 centros: Santa María de Benquerencia, Casco histórico, Palomarejos, Buenavista, Santa Bárbara, Azucaica y Valparaíso, el más reciente. Disponen de salas para reuniones o exposiciones; organizan talleres, conferencias, teatro… En ellos se reúnen en ocasiones asociaciones y otros colectivos y en algunos está ubicada también la Junta Municipal del Distrito. En el polígono existe además una Casa de Cultura. 

Otra tipología son los Clubes de la Tercera Edad, existentes en el Polígono y en San Antón.

En definitiva, se multiplican los centros sociales, culturales y de ocio, pero luego no pueden prestar servicios adecuados. Los horarios son reducidos, las inversiones son escasas y no se dispone de ningún plan estratégico sobre el conjunto de centros. Poco podemos esperar en esta legislatura: ya vimos en el artículo anterior la falta de propuestas en el ámbito de la cultura en el reciente debate; leer el programa electoral con el que concurrió el PSOE a las municipales no nos permite ser más optimistas. Las promesas se centraban en un nuevo tipo de centros, al viento de la moda: "Todos los barrios de la ciudad contarán con un Centro de Internet de acceso gratuito". Y, dentro de la sociedad del conocimiento, incluyeron la siguiente medida: "Impulsaremos la Red wi-fi municipal en parques, kioscos urbanos, bibliotecas, centros sociales, etc.".

Como existen centros para la tercera edad o para la mujer, debieron pensar que los jóvenes estaban olvidados. Por ello, el programa electoral socialista para el municipio comprometía la puesta en marcha de un "Centro de la Juventud, como referente de actividad, ocio y participación de los jóvenes".

En los barrios, además de los citados Centros de Internet, sólo en Santa Bárbara se planteaba ampliar el horario, medios, recursos y personal de la biblioteca. En este mismo barrio se asume el compromiso de mejorar el Centro Cívico y de construir un centro de ocio para jóvenes. Finalmente, una de las propuestas estrella era rehabilitar como Centro Social y Cultural el antiguo Gimnasio de la Escuela Central de Educación Física.

En definitiva, el Ayuntamiento persiste en su dinámica de construir centros culturales y de ocio, con una orientación sectorial, pero carece de una política planificada y coherente de estos espacios públicos para la sociedad local. Se construyen sin ninguna filosofía unos centros cerrados demasiadas horas y luego no se impulsan tal vez por carecer de recursos adecuados para su funcionamiento. Pero esta diversidad de centros no sólo es costosa para las arcas municipales: es poco efectiva.

¿Alguien ha pensado, por ejemplo, que esta red sea una alternativa al botellón y se conviertan en un atractivo permanente para unos jóvenes a los que el ayuntamiento sólo ofrece semanas de la juventud y actividades musicales o de ocio de forma esporádica? Se acaban de anunciar a bombo y platillo actividades culturales para el verano, insistiéndose en unas políticas culturales temporales en lugar de estables.

El Ayuntamiento debería clarificar qué tipo de servicios desea ofrecer a sus ciudadanos en el conjunto de la ciudad y en los distintos barrios. Hacer las cosas bien no sólo no es más caro: los centros tendrían una mayor rentabilidad social y una influencia mucho más decisiva en las personas. Prometo ofrecer una propuesta al respecto.

sábado, 5 de julio de 2008

¿Política cultural en Toledo?




¿Política cultural en Toledo?


            Me parece muy positivo que se haya celebrado un primer debate sobre el estado del municipio toledano, e igualmente es un logro democrático que el centenar de propuestas aprobadas haya gozado de consenso y se hayan tenido en cuenta las ideas e iniciativas de los tres grupos políticos presentes en el ayuntamiento de Toledo.
            Pero dicho lo anterior, no puedo sumarme sin más al coro que ensalza estas propuestas, que pueden tener muchas lecturas. Personalmente me centraré en un ámbito: la cultura. ¿Tiene política cultural el ayuntamiento de Toledo? Desde luego si repasamos una a una las medidas aprobadas tenemos que mostrar una profundísima preocupación: la cultura es, de nuevo, la gran olvidada de los políticos municipales, del conjunto de los partidos. Vemos que se mezclan iniciativas de muy distinto calado, pero los compromisos culturales brillan por su ausencia. Sólo leo dos medidas culturales, y ambas demuestran la poca ambición cultural del Consistorio: la número 43, propuesta por el PSOE, habla de difundir al comienzo de cada año las actividades culturales, y la 63, del PP, se refiere al “préstamo de libros a domicilio”, tal vez desconociendo que ese préstamo es un servicio ya realizado por las bibliotecas públicas existentes en la ciudad. Podrían relacionarse, en parte, la 93, relativa al estudio del “modelo de gestión del Palacio de Congresos”, y la 100, sobre utilización de nuevas tecnologías. Pero podríamos ser optimistas respecto a la integración de estas cuatro proposiciones si percibiésemos que el Ayuntamiento de la capital regional tiene un modelo de gestión cultural, una política cultural. Pero, lamentablemente, estas medidas forman parte de una lista como propuestas aisladas,  y no aparecen vertebradas en ninguna política cultural coherente y planificada.
            El alcalde, Emiliano García-Page, habla a menudo de estar pendiente de las cosas pequeñas, de lo cotidiano. Pero eso, que puede ser un valor en todos los ámbitos, necesita concreciones y planes estratégicos que permitan tener una visión del presente y del futuro. Aun a riesgo de ser injusto, porque sé que buena voluntad no falta, me permito hacer algunas observaciones que sólo pretenden aportar propuestas como ciudadano. Para ello presentaré tres artículos: este primero de carácter introductorio, un segundo analizando la situación de los centros culturales y el tercero que formulará una propuesta de modelo cultural.
            Si tenemos en cuenta el Programa electoral con el que concurrió el PSOE  a las elecciones municipales que dieron paso a esta legislatura, no hay duda de que en el apartado de cultura la medida estrella era la celebración del IV Centenario del Greco. La medida 78 expresaba radicalmente esta previsión: “Como opción de horizonte de trabajo giraremos en torno a un gran acontecimiento cultural de alcance internacional: EL GRECO, IV CENTENARIO, que se celebrará en el año 2014, para lo cual instaremos a los Gobiernos de Castilla-La Mancha y, también al de España, la constitución de la Sociedad para la celebración de los Actos conmemorativos del IV Centenario”. Construir  el Centro Regional de Expresión Artística y de la Música, establecer vínculos culturales con las ciudades y pueblos ribereños del Tajo, materializar el Museo de Escultura al Aire Libre, recuperar la festividad de San Ildefonso culminando con la “Noche de la Cultura de los Premios Ciudad de Toledo e impulsar las fiestas locales, es la rápida enumeración de todas las medidas prometidas por los socialistas para nuestra ciudad,  junto a propuestas para los distintos barrios. Es verdad que en el apartado de Turismo, el compromiso de terminar el Palacio de Congresos y de dotarle de un importante contenido cultural, de congresos, turístico y social, podría suponer otro eje en la cultura del municipio.
            ¿Conforman estos compromisos la política cultural del ayuntamiento de Toledo? ¿Son coherentes estas grandes propuestas con la filosofía del alcalde de hacer una política pegada a los ciudadanos? Me temo que no. No estoy en contra de las grandes conmemoraciones culturales, y más si sirven para proyectar la imagen de nuestra ciudad o nuestra región en España y en el mundo. Pero las políticas culturales no pueden basarse sólo en grandes exposiciones, en conciertos singulares, en espléndidas publicaciones, en vistosos y propagandísticos concursos, etc. Una política cultural ha de dar respuesta a la vida cotidiana de los ciudadanos, contribuir a su formación permanente y constituir una opción de ocio constructivo. Destinar la mayor parte de los recursos públicos a desarrollar una política cultural de escaparate es un error y una muestra de que una institución o Administración carece en realidad de una política cultural democrática al servicio de toda la comunidad.

martes, 1 de julio de 2008

Y la Biblioteca cerró sus puertas…



Y la Biblioteca cerró sus puertas…*

I.
            Cuando esa tarde los usuarios de la biblioteca llegaron a renovar el préstamo de sus libros, se encontraron con una desagradable sorpresa. Un cartel fijado con chinchetas en la puerta del centro anunciaba: “Desde hoy la biblioteca permanecerá cerrada por fin de contrato de la bibliotecaria”.

            José Luis, Paco, Olvido, Borja, Inma y Roberto no acababan de creerse la noticia. Aún recordaban el día en el que la biblioteca abrió sus puertas, con la presencia del Director General de Bibliotecas y con aquel discurso del alcalde en el que decía que por fin se había conseguido que la cultura se implantase definitivamente en Roquedal de la Sierra. La verdad es que los cerca de quinientos habitantes de la localidad habían acogido gozosamente la apertura del nuevo servicio municipal, y en apenas un año de actividad el 70% de la población eran socios activos de la biblioteca, prácticamente la totalidad de los vecinos con posibilidad de leer.  La bibliotecaria, Rebeca Fernández, no sólo había conseguido que los vecinos se hicieran poco a poco habituales de la biblioteca: también se había convertido en su amiga y confidente. Los mayores encontraron en el nuevo centro su lugar de encuentros, y en el taller de prensa comentaban las noticias del día. Igualmente era ya realidad el club de lectoras, al que acudían amas de casa que habían encontrado una tarea apasionante y además gratuita que, junto a la actividad lectora, estaba siendo escuela de amistad y convivencia…Y los escolares, tantas veces aturdidos por las lecturas obligatorias, comenzaban a descubrir el gozo y la pasión de leer.

            Pero ahora muchos de los sueños se derrumbaban. El grupo de amigos decidió ir a ver a la joven bibliotecaria, a quien encontraron preparando su equipaje:

            - ¡Hola Rebeca! Nos acabamos de enterar…

            - ¡Hola, chicos! ¡No creáis que iba a despedirme a la francesa! Pensaba veros y echar una última parladita con vosotros, mis queridos amigos…

            - ¡Qué palo!, ¿no, Rebeca?

            - Bueno, lo cierto es que estoy acostumbrada. Es la tercera vez que me pasa. Los ayuntamientos se han dado cuenta de la importancia del servicio público de biblioteca, pero realmente tienen un problema de financiación importante. Y como la legislación no acaba de obligarles a prestar este servicio, pues los ayuntamientos en el momento que se les acaba la subvención…¡echan el cierre! ¡Fijaos qué pena y qué derroche! Aquí queda un centro cerrado, que ha habido que construir, y unas colecciones que quedarán obsoletas muy pronto…Y, lo peor, ¡unos ciudadanos, vosotros mismos, que se quedan sin servicio bibliotecario!

            - ¡Y tú sin trabajo!

            - Sí, es un problema social, pero no distinto al de tantas personas que tienen un trabajo precario, en malas condiciones, o que están en el paro…Los bibliotecarios somos todavía como los maestros de hace décadas. Hemos avanzado, pero muchos dependen del capricho o de la buena intención del político de turno, o de que haya alguien que realmente descubra la fuerza transformadora de la biblioteca…Y entonces, si esto ocurre, no volverá a haber problema: la biblioteca se consolida, elimina las dificultades, permanece abierta,  progresa y se convierte en un servicio esencial e imprescindible para la comunidad. ¿Me entendéis?

            - ¡Claro, Rebeca! Pero, si ahora se cierra es que algo ha fallado ¿no es eso?

            - ¡No, no, mis amigos! Ahora se ha producido la crisis, la prueba de fuego. Que la biblioteca se abra o se cierre permanentemente depende de muchos factores: de cómo haya hecho yo mi trabajo en el municipio, de la importancia que para vuestras vidas tenga ahora este centro, de las alianzas con la sociedad que haya generado la biblioteca…No sé, ¡pensadlo, hablad con la gente, tomad el pulso a la comunidad, y si creéis que merece la pena no os dejéis privar del alimento que encontráis en la biblioteca! Yo en este año he intentado abriros una ventana, mostraros un paisaje bellísimo y que necesitamos como el aire que respiramos cada día. ¡Luchad si queréis conservad este servicio en Roquedal! ¡Está en vuestras manos!

            Las palabras de Rebeca, pronunciadas así, con esa fuerza y convicción que ella siempre ponía en su trabajo, dejaron a los jóvenes pensativos. Se despidieron, porque Rebeca tenía que coger el autobús que hace el trayecto  hasta la capital provincial. Allí, según les dijo, se presentaría a una oposición para Secundaria.

            - Chicos, mi vida es la biblioteca, y me gustaría trabajar siempre en servicios bibliotecarios, pero la situación laboral está provocando una verdadera sangría. Vivimos en la Sociedad de la Información y del Conocimiento, pero nuestro papel no acaba de descubrirse. Y ¡qué os voy a  decir de las bibliotecas escolares…la mayoría sin bibliotecarios!... ¡Así que a la docencia!

            La reflexión en alta voz de Rebeca ahora les había impregnado de tristeza. Ellos no podían imaginar que personas con la capacidad de influir positivamente en las personas como un bibliotecario tuviesen tal grado de precariedad laboral.

            En la plaza del pueblo se encontraron a otros chicos y chicas, que también se habían visto sorprendidos con el inesperado cierre de la biblioteca. Eran ya una decena de lectores, de usuarios de la biblioteca pública a los que se iba a privar de un servicio que se les había introducido en su vida. Habían descubierto el teatro, la poesía, la búsqueda de información para trabajos en grupo,…La biblioteca se había convertido en un verdadero lugar de encuentros en la pequeña localidad serrana. Y ahora….

            - ¡No podemos permitir este atropello! –gritó Inma-. Nos están quitando algo nuestro, y todo lo basan en el delito de que nuestro pueblo sea pequeño. Al parecer la biblioteca sólo es obligatoria en los pueblos mayores de 5.000 habitantes. ¿Os imagináis qué injusticia?

            - Pero ¿qué podemos hacer nosotros para evitar que la biblioteca se cierre a cal y canto? –se preguntó Roberto.

            - ¡Tengo una idea! –dijo con alegría Borja-. Mi padre dice que ha leído que en una ciudad cesaron al director de la biblioteca, y constituyeron un comité de defensa de la biblioteca. Consiguieron unir a mucha gente, recogieron firmas, fueron a las emisoras de radio y televisión…Claro que aquí no tenemos nada de eso, y estamos casi aislados del mundo…

            - ¡Pero tenemos nuestra voz y nos asiste la razón! –se expresó de forma categórica Olvido, que era una gran lectora y además escribía poesías.

            - ¡Pues venga, vamos a trazar un plan. No podemos perder ni un minuto! –animó José Luis, que siempre era muy estratega.

            - ¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Manos a la obra! –dijeron todos a coro.

II.

            Al día siguiente, una cadena humana recorría algunas de las calles de Roquedal de la Sierra. Eran apenas un grupo de jóvenes, pero en una tarde habían visitado casa por casa a todos los vecinos de la pequeña localidad haciéndoles partícipes de la triste noticia del cese de la bibliotecaria. De igual modo, habían animado a todos a rebelarse contra la decisión del alcalde, que a la menor dificultad  cerraba un centro que estaba siendo neurálgico para el desarrollo social, educativo y cultural del municipio. Por ello, no resultaba extraño que toda la población estuviese dispuesta a sumarse a la causa.

            Resultaba impresionante. Una parte de la cadena recorría la plaza del pueblo, en la que estaba la sede del consistorio municipal. En torno a la fuente central, unas cien personas unían sus manos y constituían la forma de un libro abierto. Desde el balcón del ayuntamiento se percibía nítidamente el objeto construido por esos vecinos. Un libro unía a cada dos habitantes, agarrado significativamente por las manos entrelazadas. Uno de los miembros de la cadena humana llevaba un cartel-pancarta que decía:


“QUEREMOS UNA BIBLIOTECA ABIERTA.
TODOS LOS VECINOS DE ROQUEDAL VAMOS A LUCHAR
HASTA CONSEGUIRLO”



            Otra parte de la cadena llegaba desde la plaza hasta la biblioteca, y otro ramal transcurría por las dos calles que había que recorrer desde la misma plaza hasta llegar al monumento a la Constitución que se había levantado hacía varios años por iniciativa de un famoso escultor local. La forma era idéntica: personas que unían sus manos y entre ellas un libro de los que la gente tenía en sus casas en concepto de préstamo domiciliario de la biblioteca. Frente al monumento constitucional y a la sede de la biblioteca, un niño en cada caso portaba otro improvisado cartel-pancarta de cartulina, reforzada con unos junquillos, y ambos  contenían idéntico texto:




“TENEMOS DERECHO A SERVICIOS BIBLIOTECARIOS
SOMOS CIUDADANOS DE ESPAÑA”



            En el Ayuntamiento, el alcalde había reunido con carácter de urgencia a la Corporación municipal. Todos estaban sorprendidos de la protesta vecinal, pero el alcalde mostraba su enfado:

            - ¡Hay falta de lealtad en la oposición! La decisión de cerrar la biblioteca se tomó con el acuerdo de los dos grupos políticos, por una razón meramente presupuestaria y considerando que es un servicio que no nos corresponde prestar. ¡Y ahora  habéis organizado esta rebelión!

            - ¡No te confundas! –protestó el portavoz de la oposición-. Nosotros no hemos levantado a nadie, sino que han sido un grupo de chicos y chicas los que han animado a la rebelión a todos los vecinos. Sin duda, la bibliotecaria ha conseguido el fin último de una biblioteca: formar personas, hacer ciudadanos libres y críticos. Y ahora nos encontramos con que tenemos una verdadera sociedad civil en Roquedal…

            Pero mientras las autoridades municipales debatían acaloradamente, al pueblo estaban llegando poco a poco distintos medios de comunicación, para sorpresa de todos… ¿Qué estaba ocurriendo?

            - Por favor, buscamos a Olvido, la chica que ha mandado los correos electrónicos a la prensa…-indagaba un periodista de la televisión regional que, junto a otros medios, acababan de llegar a Roquedal de la Sierra.

            Nadie daba crédito a los acontecimientos que vivía el tranquilo y lejano pueblo. Incluso una joven bibliotecaria, ya en su domicilio, escuchaba con inaudita sorpresa los informativos regionales:

            - Sin duda es la noticia de la jornada. Todo un pueblo se ha echado a la calle pidiendo que la biblioteca pública abra de nuevo sus puertas. En Roquedal de la  Sierra, donde el Ayuntamiento acababa de despedir a la bibliotecaria, los vecinos han formado una cadena humana pidiendo la reapertura de la biblioteca. Y han sido unos jóvenes, ese sector de la población al que frecuentemente se acusa de pasotismo y falta de implicación ciudadana, los que han levantado al pueblo. Escuchemos a Olvido Bustamante, la portavoz del Comité de Defensa de la Biblioteca:

            - Hemos iniciado esta rebelión por la biblioteca pública  porque los habitantes de los pueblos pequeños también tenemos derecho a leer y a estar informados. Y la biblioteca garantiza un acceso democrático a estos derechos constitucionales. Pero no culpamos sólo al Ayuntamiento: tiene culpa el Gobierno regional, que en estos años no ha cumplido su promesa de una nueva legislación bibliotecaria. Y tiene culpa el Gobierno de nuestro país, que en la ley recientemente aprobada  no ha sido sensible con la problemática de los municipios más pequeños y no ha garantizado este derecho al conjunto de ciudadanos españoles…Si ahora no se rectifica, las urnas se llenarán de votos por la biblioteca en las próximas elecciones…

III.

            Apenas unas horas más tarde el alcalde, desde el balcón del Ayuntamiento, hacía un importante anuncio:

            - No tenemos dinero, pero tenemos dignidad y sabemos escuchar a nuestro pueblo. Mañana mismo la biblioteca volverá a abrir sus puertas. Hemos comprendido algo muy importante: que la biblioteca está en el corazón del pueblo y de la gente. Nos habéis dado una gran lección: tenemos que gobernar en coalición con la sociedad. Tenemos que escuchar vuestra voz y haceros  partícipes de los problemas del municipio. Sois los mejores aliados de la biblioteca y del propio Ayuntamiento, pues con vuestra rebeldía nos habéis ayudado a recapacitar y a rectificar, que dicen que es de sabios…¡Enhorabuena! Con vuestra decidida defensa de la biblioteca habéis hecho un gran servicio a Roquedal de la Sierra… ¡GRACIAS!



* Escrito en julio de 2008.

jueves, 15 de mayo de 2008

¡Qué error, qué inmenso error!



¡Qué error, qué inmenso error!*


            Uno de mis primeros artículos periodísticos, publicado hace ya tres décadas, se titulaba igual a éste que hoy escribo. Entonces me refería a la salomónica decisión del Ministerio de Cultura de dividir el convento de Santa Fe para ampliación de la biblioteca pública de Toledo y del museo de Santa Cruz. Han pasado muchas cosas desde entonces. Pero quiero recordar que, ante la protesta ciudadana que desencadenó aquella discutida decisión de los responsables ministeriales de Archivos y Bibliotecas, el siguiente director general, Jaime Salinas, primero que ocupó el cargo con el gobierno socialista, decidió archivar aquel polémico proyecto de división de Santa Fe, muy sorprendido por la polvareda y los ríos de tinta que provocó en la ciudad de Toledo en los años de la transición política. Y, ya se sabe, el Gobierno Regional supo buscar una buena sede para la Biblioteca: el Alcázar de Toledo.
            Ahora aplico el título al ya consumado cese de Joaquín Selgas como director de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha. Escribir de un amigo te lleva a hacerlo con el corazón, pero intentaré que sea la razón la que mueva mis palabras. Conocí a Joaquín a mediados de los años noventa, y desde entonces tuvimos la posibilidad de colaborar en nuestros sueños de democratización del acceso a las bibliotecas públicas en Castilla-La Mancha y en el conjunto país. Por nuestra región y en otras tierras, en congresos y reuniones técnicas, defendimos la misma bandera: que todos los ciudadanos, vivan donde vivan, tienen derecho a disfrutar de servicios bibliotecarios de calidad. Creo que contribuí a su formación profesional, pero luego he reconocido que mi compañero de viaje, de sueños, estaba llamado a convertirse en uno de los grandes profesionales españoles y del mundo en el ámbito bibliotecario. Y quienes hemos tenido la oportunidad de ver su calidad humana y profesional no dudamos en proyectarle.  Uno de los más emblemáticos encargos que la Consejería de Cultura le hizo fue que asumiese la dirección de la Biblioteca Regional, tras la marcha de quien la había puesto en funcionamiento en 1998: Carmen Sañudo, otra espléndida profesional y persona, que dejó profunda huella entre nosotros y que todavía nos honra con su amistad.
            Los seis años que Joaquín Selgas ha estado al frente de la Biblioteca han sido muy fecundos, con una gran proyección internacional de la Biblioteca gracias a su nombramiento como miembro de la Junta Directiva de la IFLA, el organismo internacional más importante en materia bibliotecaria. Ahí están sus memorias, los indicadores de calidad, el creciente número de lectores que acuden con avidez a disfrutar de los ejemplares servicios de esta biblioteca.  La Biblioteca Regional es hoy un referente ciudadano, social y cultural para la ciudad de Toledo y para el conjunto de la Comunidad Autónoma. La Biblioteca ha ido superando todos los problemas y creo que es uno de los centros que más satisfacciones ha dado a la ciudad de Toledo, a la región y al propio Gobierno Regional. Y es verdad que ha sido labor de equipo, pero mucha parte del éxito se debe a la maestría, al cariño, a la dedicación, a la profesionalidad envidiable mostrada por sus dos directores en esta década de vida.
            Quiero afirmar, también, que los proyectos que ahora se dice van a ponerse en marcha, como grandes novedades, no lo son: están descritos en los planes estratégicos que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, con gran acierto, supo iniciar. El Plan de Desarrollo Bibliotecario “Bibliotecas Públicas Siglo XXI” y el nonnato (en el ámbito de la Consejería de Cultura) Plan de Lectura contenían ya proyectos como el Catálogo Colectivo de la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha o la Biblioteca Digital de Castilla-La Mancha y si no se desarrollaron fue por razones ajenas a la Biblioteca: la incapacidad de algunos responsables políticos del área de la cultura y las bibliotecas, que por cierto fueron cesados muy pronto de sus cargos, como muestra de su inoperancia. Estas cosas las he repetido en sucesivos artículos periodísticos publicados en los últimos años, y no son pues consecuencia de la indignación que el cese de Joaquín Selgas me produce.
            Me alegra mucho que las asociaciones profesionales de toda España estén reconociendo la valía intelectual, profesional y humana de Joaquín. Y me produce mucha satisfacción ver que los propios protagonistas cotidianos de la vida de la biblioteca regional, que son los usuarios, hayan elevado su voz pidiendo a las autoridades que se rectifique y que Joaquín Selgas vuelva a dirigir la Biblioteca.
            No sobra nadie  en Castilla-La Mancha. Pero, desde luego, me parece un lujo aberrante prescindir de una persona tan valiosa, que tanto ha dado y tanto puede dar aún a nuestra joven región y a sus gentes. Espero que haya grandeza de miras y se rectifique. Estamos a tiempo. Rectificar es de sabios, dice el refranero castellano.  Ojalá que, como hiciera el Ministerio de Cultura del primer gobierno socialista con el proyecto de división de Santa Fe, se archive este cese y se le reponga en un puesto del que nunca debió salir. No pongo en tela de juicio las capacidades de quien se dice va a asumir la dirección pero, sinceramente, Castilla-La Mancha, que ha cumplido 25 años, y la Biblioteca Regional, que cumple 10 años de fructífera vida, no pueden prescindir de quien ha sido uno de sus grandes artífices: Joaquín Selgas.


miércoles, 23 de abril de 2008

Nueva carta de Mateo Gómez a Su Majestad el Rey





Esta Nueva carta de Mateo Gómez a Su Majestad el Rey fue escrita para presentar el Anuario de Bibliotecas Españolas 2008, publicado por la Fundación Alonso Quijano, editora de esta revista. La presentación se hizo en la Biblioteca Nacional, en Madrid, el día 23 de abril de 2008.Fue recogida en la revista  Mi Biblioteca. Año IV, núm. 14 (Verano 2008), págs. 41-45 y posteriormente en el libro En defensa de la biblioteca pública, págs.153-158. El texto comienza explicando quién es Mateo Gómez.
 





UN BIBLIOTECARIO LLAMADO MATEO GÓMEZ

         Mateo Gómez es un personaje de ficción creado por Juan Sánchez Sánchez. Apareció por vez primera en el relato Monólogo de Mateo Gómez, incluido en el libro Combates por la Biblioteca Pública en España (Almud Ediciones de Castilla-La Mancha, 2006; páginas 32-37). En este inicial  texto, Mateo Gómez recorre durante el año 2005 los municipios de Castilla-La Mancha por encargo del Presidente del Gobierno y de la Defensora del Pueblo de esta Comunidad.  Aunque el informe que elaboró no se hizo público, el cuento aporta una reflexión literaria sobre lo que fue y significó el recorrido de este bibliotecario por tierras y lugares de Castilla-La Mancha.
         Más tarde, este bibliotecario ficticio se dirigió  a Su Majestad el Rey de España, con una Carta en la que realizaba un diagnóstico sobre la situación de la lectura y las bibliotecas en nuestro país. La génesis de este segundo documento sería la siguiente: el Rey encarga a este bibliotecario un informe, de forma totalmente secreta y sin conocimiento del Gobierno de España. Sabemos que el Rey recibió a Mateo Gómez en el Palacio de la Zarzuela, y que el amplio informe sobre la situación de las bibliotecas públicas españolas no se ha hecho público. En la revista MI BIBLIOTECA se publicó la Carta de Mateo Gómez a Su Majestad el Rey,  en la que el bibliotecario le anuncia que ha concluido su trabajo y le resume los problemas fundamentales que a su juicio padecen las bibliotecas españolas.
         El tercer documento es una larga comparecencia de  Mateo Gómez en la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, para expresar sus opiniones acerca del Proyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas promovido por el Ministerio de Cultura. El anuncio de esta comparecencia literaria, que tuvo lugar en las XIV Jornadas Bibliotecarias de Andalucía en marzo de 2007 coincidió con los momentos más álgidos del debate de este proyecto de Ley en las Cortes. Aquí vuelve a insistirse en las ideas-fuerza que el autor mantiene sobre las bibliotecas públicas españolas y sobre la evolución de un proyecto de ley que me defraudó profundamente.
         Hoy, en la presentación del ANUARIO DE BIBLIOTECAS ESPAÑOLAS 2008, en la Biblioteca Nacional de España, Mateo Gómez hace pública la Nueva Carta a Su Majestad el Rey.

Nueva carta de Mateo Gómez a Su Majestad el Rey

Señor:

         Hace poco más de un año que presenté a Su Majestad mi informe sobre las causas que están impidiendo que los españoles constituyan una sociedad lectora. Ya vio, Señor, las polémicas que los resultados del estudio provocaron en determinados sectores, especialmente entre los responsables de gestionar las políticas culturales y bibliotecarias. Aunque no creo que sea cierto, me llegó el rumor de que el cese de la ministra de Cultura tuvo mucho que ver con las críticas que buena parte de los profesionales hicieron de su labor en el ámbito bibliotecario, tal vez muy concienciados por los datos que se hicieron públicos del informe. Pero sea como fuere, lo cierto es que debo en primer lugar agradecerle la confianza que me dispensa con este nuevo encargo. He vuelto a España en cuanto he recibido su llamada.
         La verdad es que llegué a pensar que no era necesario mi nuevo estudio. Como las noticias vuelan, supe en  Helsinki que una entidad española para el fomento de la lectura, la Fundación Alonso Quijano, había emprendido un importantísimo proyecto: un Anuario de bibliotecas españolas. Incluso un amigo, miembro del Comité Científico del Anuario, llegó a enviarme un correo electrónico con la estructura prevista de esta obra y tuve la oportunidad de realizar algunas sugerencias. Por cierto, que espero que los miembros de la Fundación y la coordinadora del Anuario, una bibliotecaria rural galardonada con un premio de promoción lectora, no se enfadaran conmigo por declinar su amable ofrecimiento de  formar parte de dicho Comité. Sus encargos, Majestad, han revolucionado en parte mi vida y quiero aparecer en el mayor anonimato para garantizar una mayor confidencialidad en mis trabajos científicos.
         Antes de proseguir, Señor, quiero abrirle el corazón. Estuve trabajando por espacio de más de dos años. Pude comprobar su exquisita sensibilidad con el libro,  la lectura y las bibliotecas. Y tengo la certeza de que Su Majestad habrá movido cuantos hilos haya podido para poder corregir las carencias que se observan en las bibliotecas españolas. Créame que estuve esperanzado: era un momento importantísimo, que coincidió con el debate en las Cortes del Proyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de  las Bibliotecas. Quienes amamos las bibliotecas, quienes llevamos tantos años soñando con unos servicios bibliotecarios para todos los ciudadanos, por la universalización del derecho de todos los españoles de poder disfrutar de servicios bibliotecarios de calidad, pensamos que el gran momento había llegado. Me sorprendió que incluso hubiese cierta movilización de algunos sectores profesionales, llegaran a celebrarse muchos contactos con los diversos partidos políticos y se realizaran bastantes propuestas de mejora de la Ley a través de las diversas asociaciones de bibliotecarios. Mi decepción fue tremenda. Más de dos décadas de espera merecían un Proyecto de Ley que afrontase y resolviese problemas, pero el texto finalmente aprobado es inútil para las bibliotecas españolas. No se  regulan  los servicios básicos que debe prestar toda biblioteca pública ni se aborda la falta de servicios bibliotecarios en los pequeños municipios,  todavía más de 3.000. Tampoco se delimitan las competencias de las distintas Administraciones Públicas ni se plantea la financiación de este servicio público. La Ley aprobada no indica a quién corresponde la responsabilidad de prestar el servicio de biblioteca pública ni se establece cómo debe ser básicamente este servicio en función de los niveles de población de los municipios. De igual modo no incluye ninguna característica mínima de las bibliotecas escolares. En definitiva, no puede considerarse una ley integral en políticas de lectura pública, y, más grave aún, omite totalmente la obligatoriedad de la coordinación bibliotecaria entre el Ministerio, las Comunidades Autónomas y las Administraciones Locales,  y sólo alude a la cooperación como algo voluntario de las distintas administraciones y sectores implicados.
Majestad, en mi opinión, y en la de otros expertos en políticas bibliotecarias, el resultado es que se ha perdido la oportunidad de una Ley que garantice a todos los españoles el derecho a acceder a servicios bibliotecarios de calidad, dignos de nuestro tiempo y se afronte una verdadera Política de Estado en materia de lectura y bibliotecas.
         Tras leer en el BOE el texto de la Ley sentí una verdadera impotencia y pensé: ¿para qué he dedicado más de dos años de mi vida a este estudio que soñé sería tenido en cuenta por los gobernantes? Entonces recordé el viejo adagio de que El Rey reina, pero no gobierna. Y sentí un remordimiento por mis pensamientos. En ese momento, Señor, pensé que también Su Majestad se habría sentido embargado por la tristeza y la impotencia. Y que además tendría un problema mucho más grave: guardar silencio. Por respeto institucional. Ni siquiera podría desfogar su desilusión   escribiendo un artículo periodístico, como a veces hacemos los bibliotecarios…
         Pero dicho todo esto, ya que me desahogado, me reitero a su disposición y animado a desarrollar el nuevo informe que me solicita. Y le decía que llegué a pensar que no sería necesaria mi investigación porque intuí que el Anuario de la Fundación Alonso Quijano llenaría muchas de las lagunas existentes. Y así ha sido, pero no me podía imaginar que el nuevo encargo tuviese un carácter tan concreto y actual: Papel de las Bibliotecas Públicas en la Sociedad española de la Información y del Conocimiento. Estamos, Señor, ante otra de las grandes asignaturas pendientes: a menudo se presentan importantes estudios en España sobre la sociedad de la información, y me resultan sorprendentes las escasas referencias que tanto gobernantes, como empresas e incluso hasta expertos hacen hacia las bibliotecas y su papel neurálgico en la construcción y desarrollo de la nueva sociedad del siglo XXI en la que estamos inmersos. Por ello su propuesta no sólo me parece pertinente sino que es realmente necesaria.
         He tenido la oportunidad de leer en primicia el Anuario y creo que estamos ante una iniciativa verdaderamente ejemplar. Ya disponíamos desde hace varias décadas de la Estadística de Bibliotecas del INE, antes la única fuente para poder analizar con cierto rigor la evolución de las bibliotecas españolas. Después, gracias al trabajo coordinado del Ministerio de Cultura con los Servicios de Bibliotecas de las Comunidades Autónomas, se fue configurando el  Anuario de las Bibliotecas Públicas Españolas, fruto del trabajo cooperativo que dio lugar a las Estadísticas de Bibliotecas Públicas que difunde el Ministerio en su web. También han sido fundamentales los estudios abordados por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, tanto sobre las bibliotecas públicas como sobre las bibliotecas escolares, informes que han generado debate y han propiciado desde el conocimiento científico unos cambios reales en las bibliotecas españolas. Y ahora esta primera edición del Anuario de Bibliotecas Españolas 2008.
         Tengo que reconocer que el Anuario resulta utilísimo. Por primera vez puedo leer en un mismo estudio una visión, realizada por sus propios protagonistas, sobre las políticas bibliotecarias que se están desarrollando a nivel nacional por el Ministerio de Cultura y a nivel autonómico por las Comunidades Autónomas en el ámbito de las bibliotecas públicas. Así ocurre también con las bibliotecas escolares, con las universitarias y con algunas de las más importantes redes de bibliotecas especializadas: las del CSIC, las de las Reales Academias, las del Instituto Cervantes… Tras esa primera parte, esencial, dedicada a hacer una presentación institucional de las bibliotecas españolas, la segunda parte se dedica a información sobre recursos para bibliotecas, bibliotecarios y usuarios.
         Sin duda es una información objetiva, sugerente, actual y muy representativa de las políticas bibliotecarias. Pero es una información que se convierte en fuente, que tiene que servir de referencia necesaria para hacer un análisis del estado real de las bibliotecas españolas. Digamos que la Fundación ha puesto en marcha un proyecto -que deseo tenga una continuidad- que hoy nos permite conocer mucho mejor esas políticas, ese mosaico de políticas bibliotecarias que están al servicio de la sociedad española. La mayoría de los redactores han realizado su aportación desde un punto de vista muy institucional, como representantes de la Administración o de la Institución correspondiente en cada caso. Incluso en ocasiones no han sido los técnicos, por ejemplo los Jefes de Servicio de Bibliotecas, sino que firman  la colaboración políticos responsables de ese ámbito. No digo esto como una característica negativa, sino como algo a tener en cuenta por quienes deseen profundizar en el conocimiento de la realidad bibliotecaria española. La impresionante información que el Anuario aporta nos permitirá avanzar en ese estudio, y es un elemento complementario a las fuentes estadísticas de que ya disponíamos.
         Por lo demás, si leyésemos sólo el Anuario estaríamos tentados a definir las bibliotecas españolas como una especie de País de las Maravillas. Pero esa es responsabilidad de quienes dirigen o gestionan las redes o sistemas bibliotecarios que aparecen reflejados en el Anuario. Siempre he pensado que el mejor método para resolver los problemas es conocerlos, definirlos y afrontarlos. Por ello sería aconsejable que en próximas ediciones las intervenciones pudieran contener también una reflexión acerca de los retos pendientes, los problemas existentes en la red o sistema concreto, los debates,…Algunos autores lo hacen, y es de agradecer, porque nos damos cuenta de que estamos en camino. Es cierto que las bibliotecas españolas se han transformado muy positivamente en las últimas décadas, pero no es menos cierto que siguen latentes muchos de los problemas históricos, especialmente en las bibliotecas municipales y escolares.
         Ya sé, Señor, que le interesa el papel de la biblioteca como portal de la Sociedad de la Información y del Conocimiento. Pero no quiero comenzar mi trabajo sin recordar a Su Majestad que la realidad nos habla de desigualdad entre los ciudadanos de unas y de otras regiones, tal vez por premio o castigo de haber tenido unos responsables políticos que dieran mayor o menor importancia al servicio público bibliotecario. Deseo también recordarle que los medios de comunicación y las listas de distribución que existen entre los profesionales de la información, la documentación y las bibliotecas nos traen a menudo situaciones no precisamente ejemplares. Estos días, por ejemplo, nos asalta la noticia de los despidos de los bibliotecarios de la Red de Bibliotecas Municipales de Oviedo, que además del desprecio que significa hacia los ciudadanos de aquella ciudad refleja muy nítidamente el problema de muchas bibliotecas municipales y redes urbanas de bibliotecas públicas. Otro ejemplo: ¿Para cuando bibliotecas municipales en la ciudad de Guadalajara, la única capital de provincia española que sigue sin tener ni una sola biblioteca municipal? Me dolió también, muy profundamente, que el partido actualmente en el Gobierno de España olvidara totalmente a las bibliotecas en su Programa Electoral para las recientes Elecciones Generales de marzo de 2008. Perdone, Señor, que sea políticamente incorrecto, pero ¿qué iniciativas serias pueden esperarse en el ámbito de las bibliotecas de un partido y de un Gobierno que sume en el olvido a las bibliotecas ya en sus previsiones de futuro?
          La biblioteca pública continúa siendo un servicio que, a pesar de los espectaculares avances, sigue sin constituir un servicio público esencial: a veces sin presupuestos, con horarios que impiden que la biblioteca realice plenamente su misión en la sociedad, sin planes inversores que garanticen la extensión de este servicio de forma similar a lo que ocurre en el ámbito de los centros docentes, los centros de salud, las instalaciones deportivas,…Y lo más importante: sigue sin resolverse el problema histórico de la biblioteca, tanto de la pública como de la escolar: el bibliotecario. Los bibliotecarios son el corazón de la biblioteca, el motor de la biblioteca. María Moliner hablaba en tiempos de la II República del papel y de la problemática de los bibliotecarios municipales, y aún hoy, en pleno siglo XXI, el problema del personal atenaza como una losa el desarrollo bibliotecario de muchas ciudades y pueblos de España.
         Finalizo. Espero disculpe, Señor, la franqueza con la que le he hablado. Soy su leal colaborador y no podía empezar la nueva tarea que me asigna Su Majestad sin hacerle partícipe de mis sueños y mis desalientos. Hace más de una década, en la Biblioteca Nacional, un bibliotecario amigo expuso su teoría de los cuatro mundos bibliotecarios. Lo triste es que esa realidad de desigualdad no sólo existe entre países: España sigue presa  de esa misma desigualdad y la brecha digital la agranda en muchos casos . Por ello, mientras que nuestro Rey se preocupa del papel que las bibliotecas públicas han de tener en la conformación de nuestra sociedad, más de 3000 municipios españoles siguen sin tener unos servicios bibliotecarios básicos. Mientras que muchas bibliotecas españolas constituyen servicios neurálgicos, atractivos y son como la joya de la corona de  sus ciudades, en otras localidades el bibliotecario sigue peleándose con sus responsables políticos para poder tener un presupuesto estable y efectuar una selección de la colección con carácter profesional y no con imposiciones ideológicas o de otro orden. Mientras que unas ciudades o unas regiones presentan planes de desarrollo bibliotecario verdaderamente modélicos, en otras localidades o comunidades autónomas los indicadores siguen mostrando un tercermundismo acusado y se distancian de quienes se tomaron en serio sus políticas bibliotecarios.
         España, Señor, es un inmenso espejo. Cada  persona ve una realidad y vive una realidad. Pero necesitamos conocer realidades distintas a las propias. Precisamos intercambiar experiencias, abrir ventanas que nos permitan conocer esas otras realidades. Esto, en el trabajo por las bibliotecas, resulta imprescindible. Trabajar en una grande e importante biblioteca no nos puede hacer olvidar a esas bibliotecas pequeñas, rurales o de barrios, que también están llamadas a ser la puerta democrática para el acceso a la información, la educación permanente, el ocio constructivo, la cultura…
         Por ello, aplaudo esta iniciativa de la Fundación Alonso Quijano, que ha diseñado y puesto en marcha una potente herramienta para profundizar en el conocimiento de la realidad bibliotecaria española. Me propongo, Señor, iniciar mi tarea con la certeza de que seguiremos dando pasos fundamentales. Por las bibliotecas. Por la sociedad española. Por la libertad.
         Quedo lealmente a su disposición.
         Un afectuoso abrazo de.
                                              
                                                        Mateo Gómez.

martes, 22 de abril de 2008

Presidente Barreda: ¡Invierta en bibliotecas!



Presidente Barreda: ¡Invierta en bibliotecas!*


            He dicho reiteradamente que el Gobierno de Castilla-La Mancha ha realizado una política bibliotecaria avanzada, estimulando a los ayuntamientos a instalar unos servicios bibliotecarios que en muchos casos no tenían obligación de prestar. Con una actitud de ir por delante, con programas de apoyo a las bibliotecas públicas municipales que aún hoy constituyen un referente para otras muchas regiones, el Gobierno regional apostó por dignificar, desarrollar y universalizar para todos los ciudadanos de la Comunidad Autónoma unos servicios bibliotecarios acordes con nuestro tiempo. Las bibliotecas son la puerta democrática para acceder a la Sociedad de la Información y del Conocimiento, y el camino recorrido, aún hoy, con todo lo que queda por hacer, es muy representativo del efecto  que la autonomía regional, el autogobierno, ha tenido en muchos sectores de los servicios públicos.
            No han sido sólo las bibliotecas: las instalaciones deportivas, los centros de salud y hospitales, la creación de la Universidad regional y su gran desarrollo, los centros educativos,… Es indudable el papel esencial que el Gobierno regional ha tenido y tiene en una gran transformación de buena parte de los servicios públicos básicos. 
            En bibliotecas, los indicadores nos siguen situando en puestos de cabeza en cuanto a colecciones, presupuesto per cápita, usuarios, actividades de animación a la lectura, número de bibliotecas,…..Por ello, aunque los datos aportados por las sucesivas encuestas de hábitos lectores no nos son muy favorables, me parece más importante contar con una buena red de bibliotecas públicas que el hecho de que los ciudadanos manifiesten que compran un número concreto de libros o que tienen en su hogar una determinada colección. La mejor campaña de promoción lectora es una red de bibliotecas moderna, sólida y que preste servicio a toda la sociedad, y por lo tanto es prioritario profundizar en el esfuerzo de crear bibliotecas, más que en programas de difusión cultural que pueden ser muy atractivos y mediáticos pero menos útiles en la conformación de una sociedad lectora.
            El 21 de abril se cumplen tres años de la presentación del Plan de Lectura de Castilla-La Mancha. Fue uno de los días más felices de mi vida: vimos y escuchamos a un Presidente sensible con la lectura y las bibliotecas, reconociendo públicamente el trabajo, la ilusión y la labor continuada de tantos bibliotecarios y bibliotecarias que habían hecho de su vida una entrega a la sociedad a través de las bibliotecas. Releo una de las ideas del Presidente Barreda: “Concibo la lectura, y por tanto todos los esfuerzos que hagamos para su fomento, como una inversión. No es un gasto, y desde luego lo que no es en ningún caso es un despilfarro. Es una inversión estratégica, fundamental, para conseguir lo que deseamos, una sociedad más libre; y que haya más libros y sean leídos contribuye a que la sociedad sea más libre”.  Reconocía el Presidente que quedaba mucho por hacer y que “tenemos que seguir manteniendo el esfuerzo, hacer un esfuerzo sostenido, porque si en algo no se puede funcionar de manera espasmódica es en los planes de educación y de cultura; se necesita una continuidad, se necesita un esfuerzo sostenido que se mantenga en el tiempo a nivel presupuestario y a nivel de tensión política, de tensión social”. Y ofertó un pacto social para la lectura, que el Plan de Lectura no fuese sólo “del gobierno, de todo el gobierno” sino que constituyera “un plan de la sociedad de Castilla-La Mancha…un esfuerzo colectivo, del conjunto de la sociedad, de todas sus asociaciones, de todos los partidos políticos, sindicatos, asociaciones de toda naturaleza…”
            Felicité públicamente al Presidente Barreda. Pero luego el camino de la Consejería de Cultura no fue el más adecuado y, mientras que la Consejería de Educación ponía en marcha su Plan, en Cultura se archivaron planes, estrategias y sueños. Ya se había paralizado el Plan de Desarrollo Bibliotecario “Bibliotecas Públicas Siglo XXI”, y los grandes retos que se lanzaron en aquella tarde de abril, como paso previo de la celebración del Día del Libro, no fueron recogidos por las sucesivas responsables políticos del ámbito del libro y las bibliotecas.
            En esta legislatura se han empezado a enmendar errores y omisiones y la actual consejera de Cultura,  Soledad Herrero, está mostrando un interés y una complicidad con las bibliotecas que puede volver a despertar ilusiones en un sector, las bibliotecas públicas, castigado en los últimos tiempos. Pero corregir debe significar también desarrollar aquella valiente propuesta del Presidente Barreda de un Pacto Regional por la lectura y las bibliotecas. Corregir debe propiciar un incremento presupuestario que permita abordar los retos del Catálogo Colectivo de la Red de Bibliotecas Públicas o poner en funcionamiento la Biblioteca Digital. Corregir es que se apruebe una nueva Ley de Bibliotecas de Castilla-La Mancha que consolide el acceso a este servicio como derecho de todos los ciudadanos y obligue a los ayuntamientos a establecer servicios bibliotecarios acordes con su población. Corregir es propiciar que una ciudad como Guadalajara deje de ser la única capital de provincia española que carece de bibliotecas municipales, y que otras muchas localidades de la región desarrollen redes urbanas de bibliotecas que ofrezcan a los ciudadanos de los diversos barrios bibliotecas con fondos actualizados y abiertas en horarios que permitan a todos hacer de la lectura y la información un placer y un derecho real. Corregir debe servir para poner en marcha un verdadero Plan de Infraestructuras Bibliotecarias, paralizado desde hace cinco años, que aliente la creación de nuevas bibliotecas y la reforma y ampliación de otras. Porque, como en buena parte de España, las bibliotecas no han evolucionado tan positivamente como otros ámbitos de los servicios públicos.
            En definitiva, que el camino es largo y sigue siendo necesario e  ilusionante diseñar y desarrollar políticas bibliotecarias de presente y futuro. Confiamos en nuestro Presidente para conseguir que Castilla-La Mancha vuelva a tener el liderazgo ideológico en materia de bibliotecas públicas en nuestro país y le hacemos un ruego: Presidente Barreda: ¡Invierta en bibliotecas!



* Lanza digital. Diario digital de La Mancha. Año VI, nº 2.585 (22-4-2008) http://www.lanzadigital.com/diariolanza/pb/periodico/periodicodetalle.asp?REG=19812&sec=OPINION
La Crónica de Guadalajara (21-4-2008).
El Digital de Castilla-La Mancha. (24-4-2008). http://www.eldigitalcastillalamancha.es/articulo.asp?idarticulo=33212
ABC (26-4-2008), pág. 52.