miércoles, 26 de julio de 2017

¡Qué buenos vasallos si hubiera buenos señores!



¡Qué buenos vasallos si hubiera buenos señores!

En el VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, que se desarrolló en Toledo en noviembre de 2016, se vieron experiencias novedosas y se trató sobre los nuevos espacios bibliotecarios. En esos días insistí, por distintos medios, en el trabajo esencial que se desarrolla en pequeñas bibliotecas, en general en una región como Castilla-La Mancha donde existen indicadores muy expresivos de la vitalidad de una biblioteca pública a pesar del olvido de buena parte de los gobernantes de esta región hacia las bibliotecas.
Todos conocemos ejemplos de buenas prácticas, especialmente en nuestras propias comunidades autónomas, de bibliotecas pertenecientes a pequeñas localidades o a otras de mayor población pero que destacan por el singular trabajo que realiza su bibliotecario único o el equipo de profesionales. Dentro de las sucesivas miradas que estoy realizando a las bibliotecas españolas a través de la Estadística Nacional correspondiente al año 2015, hoy voy a considerar sólo un indicador: actividades culturales por 1.000 habitantes. Aunque la media de actividades organizadas por las bibliotecas españolas por 1.000 habitantes es de 4,64, el mejor resultado de España lo tiene Castilla-La Mancha, con 17,16 actividades, muy por delante de la segunda (Cataluña, 8,16) y las demás comunidades: Asturias, 4,97; Extremadura, 4,77. El resto de comunidades autónomas tienen cifras por debajo de la media nacional, que sube sin duda gracias a los datos espectaculares de Castilla-La Mancha. Con datos regionales, encontramos en Castilla-La Mancha un grupo de un centenar de bibliotecas municipales que organizan más de 80 actividades al año por 1.000 habitantes, y de ellas cerca de una treintena organiza entre 200 y 831 actividades por 1.000 habitantes. Las características de estas bibliotecas son: pequeñas localidades, de incluso 200 habitantes, con espacios reducidos, normalmente una sala única que es polivalente…y un bibliotecario generalmente contratado con una categoría de auxiliar de bibliotecas, a media jornada. ¿Alguien puede considerar mejores rendimientos con tan escasos medios?

En su momento recordé que entre  las bibliotecas premiadas a nivel nacional con los premios María Moliner que otorga el Ministerio de Cultura cada año, las bibliotecas de Castilla-La Mancha consiguen bastantes premios; y en la edición de 2016 el resultado ha sido totalmente espectacular: La biblioteca de Cabanillas del Campo ganó el premio en la categoría de 5.000 a 20.000 habitantes. Y de las 6 menciones especiales, 4 han sido otorgadas a bibliotecas de esta región: Villamalea, Azuqueca de Henares, Herencia e Illescas. Además, otras 58 bibliotecas de esta región han conseguido premios ordinarios, que equivalen al 20% del total de premios.
En una región en la que los programas presupuestarios del Gobierno regional para bibliotecas públicas llevan suspendidos desde 2011, con la leve ayuda que se ha producido para contratación de bibliotecarios, ¿qué significan estos datos, los mejores del país?
Como bibliotecario y defensor de las bibliotecas desde hace décadas, tengo que mostrar mi felicitación a las bibliotecas de Castilla-La Mancha y a sus profesionales, que realizan estos programas de actividades a menudo sólo gracias a su esfuerzo e imaginación y muchas veces sin apenas presupuesto. Desde luego sin ninguna ayuda del Gobierno de Castilla-La Mancha, que entre los programas que suspendió fue el de “Biblioteca abierta”, para desarrollar actividades culturales.
En verdad, si se están dando estos resultados sin apoyo político, ¿qué no harían las bibliotecas de nuestra región si los políticos no fueran tan miopes y no tuvieran en la marginación más absoluta a las bibliotecas? ¿Qué ocurriría en esas pequeñas localidades sin biblioteca o sin bibliotecarios? El problema es que se han cerrado bibliotecas y son muchos los municipios que ya no reciben visita de los bibliobuses. Y la situación se hace asfixiante sin que el Gobierno Regional reacciones. Y es el gobierno socialista, al que ahora se suma Podemos, quien no parece valorar la cultura ni las bibliotecas.
He criticado duramente el acuerdo presupuestario PSOE/PODEMOS por el olvido al que someten a la Cultura en general y a las bibliotecas en particular. Pero estos datos maravillosos que ofrezco, y que viven cada día los ciudadanos de Castilla-La Mancha, deberían hacer reflexionar al Gobierno Regional y a las Diputaciones Provinciales; también a muchos ayuntamientos, como el de Toledo, sumergido en la parálisis en sus cuatro bibliotecas; y no digamos el de Guadalajara, la única capital de provincia que no tiene ni una sola biblioteca pública municipal ¡Qué vergüenza!
No es momento ahora para exponer con detalle las realizaciones de esos profesionales, que se sienten respaldados por sus usuarios y por unas corporaciones municipales que hace tiempo descubrieron las bondades y necesidad del servicio bibliotecario.
El derecho a leer y a la información y, en general, a disfrutar de servicios bibliotecarios de calidad lo tienen todos los ciudadanos, aunque vivan en una pequeña localidad olvidada del mundo.
En noviembre, escribí: “Ahora se empieza a hablar de los presupuestos de 2017: ¿Corregirán el desgraciado cambio de rumbo que se inició en 2011 y aún no ha sido modificado? El Gobierno Regional convocaba ayudas para los programas de actividades culturales (“Biblioteca abierta”), para contratar y mejorar las condiciones de los bibliotecarios, para adquisiciones bibliográficas y de audiovisuales, para equipamiento…. Nada quedó de esa labor que fue pionera en todo el país. Pero el Gobierno regional no ha modificado esa deriva. Espero de la sensibilidad del consejero, Angel Felpeto Enríquez,  que consiga convencer al Consejo de Gobierno y que en el debate parlamentario las bibliotecas constituyan una prioridad regional. Ahora estamos a tiempo.”
Pero, de momento, más de lo mismo: olvido y marginación, presupuestos raquíticos y eso sí declaraciones institucionales una tras otra que no se compadecen en ningún caso con la realidad.
Los políticos, ¿no conocen el cuento de Pinocho? A muchos les va a crecer la nariz, ¿y qué razón utilizarán para justificar esa situación embarazosa?

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